Entre los libros editados con motivo del 60º aniversario de la muerte de Eva Perón, se destaca Evita, Jirones de su vida. Uno de los motivos para ello es, sin dudas, que su tapa lleva la firma de Felipe Pigna. Historiador de reconocidas virtudes académicas, Pigna es también (y sobre todo) famoso por su labor de divulgación mediática, que lo convierten en el más popular de los especialistas en la materia. Razón de sobra para prestar especial atención a su libro: como sin dudas será uno de los más vendidos, se convertirá para muchos lectores en la puerta de entrada a una de las figuras políticas más destacadas de la historia argentina y por eso es importante saber cuál es la mirada del autor sobre el personaje.
Pigna sabe que para llegar a hablar de la Evita histórica no puede evitarse la vertiente mitológica que también sostiene su figura en el imaginario de la gente. “Pero hay que tener cuidado con la palabra mito, porque ha sido usada discriminatoriamente en la historia argentina. Mito es un concepto que se aplica solo a personajes muy queridos por la gente (Gardel, Perón, Evita, Maradona) y no a Mitre, cuya vida es mítica por completo, porque es un general que nunca ganó una batalla”, afirma el historiador. “Evita es un personaje que da para que se haya construido un relato paralelo porque hay muchas ficciones muy difundidas, como Santa Evita de Tomás Eloy Martínez, cuyos detalles la gente confunde con la realidad, pero en realidad son las licencias que se puede permitir un novelista”, concluye.
-Muchas veces las figuras de Perón y Evita se vuelven casi indivisibles. ¿Qué importancia tuvo cada uno en el crecimiento del Peronismo?
-Aunque el Peronismo sin Evita hubiera existido de todas formas, porque era un movimiento que estaba en marcha, su crecimiento parte de los dos, porque hay una división de tareas que funciona muy bien hasta que muere Evita. Cuando muere te das cuenta cómo se debilita el Peronismo, básicamente porque falta una fuerza y un fuego que solo aportaba ella. Pero hay que tener en cuenta también que su muerte coincide con una profunda crisis económica.
-¿Es posible que Perón haya utilizado la figura de Evita como mascarón de proa y que, al morir ella, se volvieran más visibles algunos manejos y zonas grises que no habían sido tan evidentes en el primer gobierno?
-La elección por parte de la juventud peronista de los 70 de la figura de Evita por encima de la de Perón expresa eso. A Perón se le tenía cierta desconfianza, por sus orígenes, su ambigüedad, y por eso la figura emblemática en los 70 fue Evita. Aquel “Si Evita viviera sería montonera”, ¿no? Nadie proclamaba lo mismo de Perón que, por otra parte, estaba vivo.
-¿Es útil trazar comparaciones entre Eva y Cristina Kirchner?
-No, no tienen ni utilidad ni sentido. El peronismo tiene dos referentes muy fuertes, y uno es mujer: es obvio que cualquier mujer peronista tiene a Evita como modelo. Y si dudas lo es para la Presidenta, pero sus situaciones son muy distintas. Evita no ocupó ningún cargo público y su discurso estaba dirigido a los sectores populares. El discurso de la Presidenta debe ser más amplio y abarcar a todos los sectores. Cristina está sola y tiene que ocuparse del conjunto del país; Evita lo tenía a Perón.
-En Jirones de su vida también hacés algunas impugnaciones sobre la forma de hacer política del primer Peronismo. ¿Creés que el Peronismo aprendió algo de esos errores o sigue adoleciendo de ellos?
-Aprendió mucho. De hecho, estamos viviendo una etapa de libertad de prensa y de expresión como nunca se vio en Argentina, lo que no era habitual en un gobierno peronista clásico, donde se censuraba a la prensa. Las tres experiencias peronistas previas fueron bastante autoritarias en ese sentido.
-Cuatro: no hay que saltearse al menemismo.
-Bueno… El menemismo tampoco afectó la libertad de expresión. Pero el peronismo clásico fue siempre intolerante con la oposición: cierre de medios, persecución, cárcel, tortura. Hay que criticar eso, no debe volver ni ser parte del imaginario peronista.
-Pero desde la oposición se marca que algo de eso aun existe.
-No hay punto de comparación. Acá no hay presos políticos por su opinión, ni medios cerrados, y cualquiera dice lo que quiere en términos inclusive ofensivos contra la Presidenta. Es incomparable con aquel momento en que sí se cerraron medios, la gente iba presa, como Balbín, o debía exiliarse como Palacios.
-Galasso, que también acaba de publicar un libro sobre Eva, marca dos miradas encontradas sobre la vida política de Eva: por un lado se la ve como simple nexo entre Perón y el pueblo. Y por otro, como una potencial amenaza por izquierda al poder de Perón.
-Obviamente Evita era el nexo con los sectores populares. Se encuadró dentro de la estrategia de Perón, con diferencias, pero nunca llegó a ser una amenaza. Cuando Perón creyó que lo era, vetó su candidatura a la Vicepresidencia sin demasiados problemas y no hubo alzamientos contra esa decisión. Estaba claro que el liderazgo, el nombre y la estrategia la seguía ejerciendo Perón. La figura de Evita crece por izquierda después de muerta, en la medida en que se va armando el mito de la Evita montonera. Que Evita estaba a la izquierda de Perón, en su práctica política y discursiva, sin duda. Pero hasta donde Perón la dejaba.
-¿Qué crees que aporta tu libro?
-Una mirada política sobre Evita, que busca respetarla como sujeto histórico y no como personaje folclórico. Era una mujer que no problematizaba el asunto de la pobreza ni creía en el asistencialismo: ella solucionaba. Creía en los auxilios de urgencia, porque mientras se producía el gran proyecto transformador, la gente seguía muriendo o sin atención médica.
-¿Esa forma de hacer política social “de urgencia” es aplicable en la actualidad?
-Sí, deseo que lo sea. Conozco la pobreza profunda y sería deseable que se aplicara de esa manera. Insistir en la transformación del modelo y en la transformación del ingreso vía salario está bien, pero es lento y no llega a toda la población. Sería deseable un organismo que actúe sobre los núcleos duro de pobreza.
Artículo publicado originalmente en el suplemento especial por el 60º aniversario de la muerte de Eva Perón, de Tiempo Argentino.
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