En las discusiones que en los últimos años se han generado en torno a la idea de una identidad nacional, uno de los temas recurrentes es el de la lengua. Bajo la consigna ¿La patria es la lengua?, un grupo que reúne a algunos de los más destacados escritores de la actualidad, le dedicará una serie de encuentros al asunto. Organizadas por el Centro Cultural Caras y Caretas, estás jornadas se realizarán una vez por semana y contarán con la presencia de autores como Ana María Shua, Fabián Casas, Leopoldo Brizuela o Lucía Puenzo, entre otros. También será de la partida la escritora Claudia Piñeiro, quién aceptó adelantar algunos de los posibles puntos de interés acerca de esta cuestión que, de manera oportuna, los organizadores han planteado en forma de pregunta.
-Ante la noción de la lengua como Patria y con un idioma que nos une a tantos países, ¿qué es lo que engloba la lengua y por qué no es lo mismo hablar de idioma?
-Podríamos empezar por el hecho de que nosotros decimos que nuestro idioma es el español, cuando en nuestra infancia era el castellano. En algún momento se dejó de decir que hablábamos castellano para decir que hablamos español. En realidad en España hay varias lenguas y de todas ellas el castellano es el idioma oficial. Ahí hay una cuestión de establecer un territorio: el español tiene más que ver con el país que con la lengua en sí misma. Hay otra cosa con el español, que es su gran expansión de la mano de la inmigración latinoamericana.
-Está ese informe que prevé que en menos de 20 años los Estados Unidos será el país con mayor número de hispanoparlantes del mundo.
-Precisamente esa expansión tiene mucho más que ver con las formas del español que se hablan en Latinoamérica, que con la que se habla en España. Sin dudas con el tiempo eso se irá ajustando y habrá diferentes respuestas para la pregunta: qué es el español.
-Dentro de nuestras fronteras ¿existe una lengua nacional?
-Hay una diferencia en la forma en que el idioma se utiliza. Pero la idea de que el idioma no tiene las mismas fronteras que pueden tener políticamente los países, me gusta mucho más que pensar a cada lugar como algo cerrado.
-Es lo que nos diferencia de regiones como Europa, donde cada país tiene su propia lengua.
-El español ha tenido un poder de penetración extraordinario. Porque aunque el chino es el idioma más hablado, lo es simplemente por la cantidad de personas nacidas en ese lugar y no por expansión. Pero lo que pasó con el español es un caso muy particular.
-Ni Inglaterra, siendo el imperio que fue, consiguió imponer su idioma de la manera en que lo hizo España.
-Sí, pero el inglés ha impuesto por la fuerza la obligación, la necesidad de saberlo para no sentirse una especie de discapacitado en algunas circunstancias.
-Pero, aunque de otro modo, el español también se impuso por la fuerza. Pienso en la colonización...
-Sí, por supuesto. Pero hablo de una etapa posterior, donde la penetración del español adquirió una vía más natural. El ejemplo de Estados Unidos: no es que allá hablan español porque si no, no pueden hacer negocios con nosotros. La expansión tiene una raíz más profunda.
-En la novela El templo etrusco, J. Rodolfo Wilcock escribe esta frase que me parece oportuna: “Las reglas se gobiernan en la lengua, que es común a todos, y por lo tanto también son comunes las reglas; solamente cuando cambia la lengua, cambian las reglas.”
-Me gusta eso de que cuando cambia la lengua cambian las reglas. Respecto del sexismo de la lengua hay una historia que leí en un libro de lingüística; cuenta acerca de una tribu en cuyo lenguaje no existía ninguna palabra para identificar al color violeta, entonces para ellos no existía. Que no existan palabras para definir algo también elimina la cosa. Creo que el uso de la lengua puede ir modificando eso, pero obviamente no será una orden la que lo imponga, sino los usos y costumbres. Y estos de a poco pueden ser modificados y con ellos cambiar la realidad.
-¿Esos cambios hablarían de nosotros como sociedad?
-La lengua es un mapa de la sociedad. Hay cosas que hemos dicho en algún momento, pero que ya no decimos más. Por ejemplo, Proceso de Reorganización Nacional: ahora decimos Dictadura. Elegir usar una palabra u otra para nombrar determinada cosa es una decisión política.
El ciclo ¿La patria es la lengua? Se llevará a cabo entre el 21 de marzo y el 30 de mayo, en el Centro Cultural Caras y Caretas, ubicado en Venezuela 330. Para más información e inscribirse de forma gratuita, escribir a centrocultural@carasycaretas.org.ar
Artículo publicado originalmente en la sección Cultura de Tiempo Argentino.
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