jueves, 23 de abril de 2009

CINE - Manuel de Falla, Músico de dos mundos, de José Luis Castiñeira de Dios.


En el cine (en el arte), cada detalle debe tener un motivo que justifique su inclusión en una obra determinada. No es que todo deba explicarse ex profeso: lo arbitrario en apariencia muchas veces se encuentra más cargado de sentidos que lo calculado y es en ese significar que adquiere dimensión dentro del conjunto. Aquello que no encuentra razón de ser en un cuerpo de arte, ya que nada es insignificante y todo lo que este diga puede ser usado en su contra, es pasible de ser tomado en un análisis como elemento negativo y en tanto tal, capaz de teñir o anular por completo cualquier otra intención. Si es que las intenciones cuentan. Manuel de Falla, músico de dos mundos es un ensayo cinematográfico acerca de este importante compositor español del siglo XX, encarado en clave de ficción. El film gira en torno a una investigadora que se ha propuesto un trabajo de reconstrucción de los últimos años que Falla pasó en la Argentina en la década del 40, y de los motivos para su emigración. Para ello contacta a Ulises, un periodista especializado en investigaciones al que le encarga trazar las líneas que enlazan al músico con el duro contexto político de su época. Ambos intentan encontrar las conexiones entre el arte y la política, en un panorama tan complejo como el de la España en guerra.
Manuel de Falla es uno de los pocos artistas extranjeros realmente notables del siglo pasado que no sólo estableció vínculos con la Argentina, sino que vivió varios años en el país. En ese grupo se cuentan también Rubén Darío, Witold Gombrowicz o Federico García Lorca, nada menos, y en la calidad del personaje ya hay un buen motivo que justifique intentar el argumento para una película. Sucede que aquí no hay ese argumento: Músico de dos mundos se limita a contar, a repetir detalles de la vida de Falla y es justamente en ese simple contar que se debilita. No porque su contenido sea impreciso o poco valioso en lo histórico, sino porque la esencia documental del relato dinamita las pretensiones de esa ficción en la que la película intenta sostenerse. Cuando se vuelve obvio que los diálogos entre los personajes no vienen sino a reemplazar la clásica narración en off de los documentales, toda la estructura de la película se desmorona como las fichas alineadas de un dominó. No hay ficción alguna en Músico de dos mundos: sus personajes nunca consiguen trascender aquel decir como repitiendo y ni siquiera eso los justifica. Ante esa falta de carne el elenco poco puede hacer: las actuaciones no son buenas y aunque alguna responsabilidad le cabe a los protagonistas, la principal causa para eso es la ausencia de desarrollo en los personajes. El de Ulises, interpretado por Luis Luque, es un caso testigo. Al ser convocado para la tarea, Ulises no parece ni convencido de unirse al proyecto, ni interesado por un personaje que escapa a su campo de injerencia. Al final de la película sin embargo se declara conmovido por haber podido penetrar en los secretos de un artista tan rico como Manuel de Falla. Sin embargo no hay motivos para creer que ese cambio, ese crecimiento que es esperable ocurra en los personajes a lo largo de un film, sea genuino. Todo lo que ha hecho Ulises a sido leer cartas, escuchar fragmentos musicales y discutir con argumentos no muy profundos, desde una vehemencia que se nota más propia del actor que del personaje, acerca de la ética del arte y del artista inmerso en su contexto.
Debilidad que viene de un guión que pretende levantar, se ha dicho, una ficción donde no la hay.
Cinematográficamente antigua en planos, encuadres y montaje, lo que puede rescatarse de Manuel de Falla, músico de dos mundos son méritos que la película obtiene por osmosis: una banda de sonido que intenta encontrar a Falla en el lugar correcto, su voz a través de su música, y algunos textos recortados de las obras de García Lorca, Rafael Alberti y la correspondencia del propio compositor. Parece mucho pero no alcanza.


Artículo publicado originalmente en el diario Página 12.

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